Epigenética en 5 minutos
Voy a hablarte un poco de esta palabra que, por suerte, cada vez se escucha más: epigenética.
Vamos a imaginar que con tu misma genética, hubieras nacido en otro lugar, criado por otras personas en un clima y cultura muy diferentes, ¿crees que hoy serías exactamente cómo eres ahora?
Probablemente no. Mejor dicho: No. Es seguro que no serías exactamente cómo eres ahora, de hecho, sería imposible que fueras igual.
Esto es lo que se estudia en gemelos idénticos que tuvieron destinos distintos. Se observa que, aunque genéticamente son iguales, epigenéticamente hay enormes diferencias: tienen enfermedades distintas, hábitos diferentes, físicamente no se parecen tanto y tienen temperamentos distintos también.
Si la genética es la información, es todo lo que hay escrito acerca de lo que podemos llegar a ser. La epigenética es el control, el interruptor de esa información, que es heredable y puede cambiar con las experiencias de vida.
La genética son las instrucciones de todas las posibilidades que tienes y la epigenética decide que piezas se usan, en qué momento, en qué cantidad, cuando dejan de usarse y todas la posibles variables.
La genética no determina totalmente lo que eres, ni siquiera tus enfermedades (solamente un 2% de enfermedades son realmente genéticas, todas las demás podrían ser epigenéticas) si una vez estuviste sano, significa que tienes la información para volver a estarlo. Si un día se activó un interruptor epigenético de enfermedad, restableciendo tu equilibrio a nivel físico, mental y emocional, ese interruptor puede apagarse.
¿Cómo se controla ese interruptor? Según Manel Esteller en su libro “No soy mi ADN”:
La alimentación
El alcohol
El tabaco
La radiación solar
Los rayos X y la radiactividad
El contacto con virus y bacterias
Lo que comes o lo que respiras, es evidente que afecta a la información que llega a tus células y esa información llega hasta el núcleo de la célula donde están los genes y allí se dan los cambios epigenéticos.